El
benchmarking es una herramienta de análisis estratégico que busca la mejora de
los procesos para el logro de los objetivos; por ello hace uso de una
comparación sistemática de procesos y/o resultados entre diversas
organizaciones
Para
llevar a cabo el benchmarking se requiere de aprendizaje, gestión del
conocimiento, adaptación a los cambios del entorno y adopción de buenas
prácticas, sin embargo, esto no significa que la empresas tengan que copiar las
mejores prácticas de otras empresas y aplicarlas a la suya, sino que es
necesario analizar a la organización y a las prácticas en cuestión para poder
obtener la mayor parte de información que le sirva a la empresa y si es el caso
poder realizar un rediseño de dichas prácticas pero apegadas a las
estructura, cultura y demás aspectos
característicos de la organización para que no existan inconvenientes
posteriores.
El
proceso de benchmarking implica llevar a cabo las cinco etapas siguientes:
1. Determinar
a que se le va a efectuar el benchmarking. Identificar a los clientes internos,
sus necesidades y establecer a que se le va a practicar el benchmarking.
2. Formar
un equipo de trabajo. Esto implica que no sólo una persona lleve a cabo el
estudio, sino que lo realice un grupo de personas, entre los cuales se debe
encontrar personal especializado en el área a estudiar.
3. Identificar
los socios. Identificar las fuentes de información del estudio: empresas de un
giro específico, gerentes de organizaciones, bases de datos, etc.
4. Recopilar
y analizar la información. Seleccionar de que manera se va a obtener la
información, es decir, mediante entrevistas, documentos, programas especiales,
etc. que se facilite la obtención y análisis de la información.
5. Proponer
un plan de acción. Este plan depende de las necesidades del cliente y se puede
brindar a través de un informe o de un conjunto de recomendaciones.
Este
proceso debe de conducir a la mejora de procesos de la organización, por lo
cual incluye la realización de análisis continuos de esta última para poder
implementar mejoras continuas que favorezcan no sólo a la organización, sino
también a sus trabajadores.
A
pesar de existir un proceso de benchmarking, esto no significa que exista un
solo tipo de éste mismo, sino que existen diversas clasificaciones, dentro de
las cuales se encuentran las que se dividen por sujeto o por meta.
En los referentes al sujeto, se encuentran los siguientes tipos:
v Interno: Trata sobre operaciones de negocios
semejantes que se desempeñan en múltiples instalaciones, departamentos o
divisiones especialmente en empresas.
v Competitivo: Se orienta hacia los productos, servicios y
procesos de trabajo de los competidores directos.
v Funcional: Dirigido a funciones y procesos
comunes para muchas empresas, sin importar la industria a la que pertenezcan.
Las organizaciones comparadas pueden o no ser competidores directos.
Por otro lado, en
la división por metas se
encuentran:
v Desempeño: Consiste en la identificación de quién se desempeña mejor, con base en mediciones
de productividad. Incluye todos los estudios basados en investigaciones, y los
datos provienen tanto de competidores como de líderes funcionales.
v Estratégico: Se establecen alianzas de benchmarking con un número limitado de empresas no
competidoras con el fin de identificar las tendencias significativas capaces de
proporcionar una mayor percepción de las oportunidades de mejoramiento
potencial.
v Procesos: Significa buscar las mejores prácticas a través de estudios
personales y observaciones de procesos comerciales clave, sin importar quienes
sean los candidatos para las mejores prácticas.
Un punto importante en todo este proceso, es que una vez que
elijan, analicen y ajusten las estrategias que se tomarán de otra compañía,
éstas deben de darse a conocer a los empleados y no sólo a los directivos, ya
que ellos son el punto clave para que funcione o no una estrategia. Esto no
quiere decir que solamente se les diga de
que se trata la estrategia, debido a que
si se hace esta manera es poco probable que se adapten a las nuevas prácticas;
por ello es importante que los directivos y gerentes sepan que cada vez que se
quiera implementar un cambio, existen factores subjetivos (como por ejemplo la
percepción) que están ligados a dicho proceso.
Gallardo y Alonso (2001) mencionan que dentro del proceso de
cambio, se pueden distinguir cuatro etapas principales:
1.
Negociación o
impacto inicial. En donde la persona percibe como una amenaza el cambio
propuesto, y por ende genera ansiedad, lo que le provoca a su vez que prefiera
quedarse con las prácticas del pasado.
2.
Defensa. La
persona se aferra a las costumbres y tradiciones evitando la realidad y
reaccionando con apatía o ira, se niega a cambiar aunque comience a ver las
ventajas y desventajas que ofrece el cambio.
3.
Aceptación. En
esta etapa la persona puede sentirse impotente para impedir el cambio, sin
embargo, comienza a buscar soluciones y ha desarrollar nuevas habilidades.
4.
Adaptación o
asimilación. Las consecuencias del cambio se hacen evidentes y provoca satisfacción
en el individuo, por lo cual los cambios llegan a la institucionalización.
Aquí es importante reconocer
las diferentes causas de la resistencia, las cuales se pueden agrupar en tres
niveles:
1.
Resistencias
ligadas a la personalidad: hábitos miedo a lo desconocido, preferencia por la
estabilidad, percepción selectiva, protección de privilegios, etc.
2.
Resistencias
ligadas al sistema social: conformidad con las normas, coherencia de un
sistema, intereses y derechos adquiridos en el sistema, rechazo a lo extraño,
etc.
3.
Resistencias
ligadas al modo de implementación del cambio: el tiempo y los medios proporcionados
para integrar el cambio, credibilidad del agente de cambio.
Si analizamos con detalle estos elementos podemos darnos cuenta
que el ser humano es fundamental en la organización, debido a ello, es
importante tomar en cuenta que cada persona es distinta y por ende la
percepción que tenga de las cosas también lo es.
En términos generales, la percepción es considerada como la
representación subjetiva de cualquier situación, condición o evento, la cual
está influenciada por el ambiente físico, el ambiente social y las
características personales (Gallardo & Alonso ,2001). Esta definición no
implica que se deba de hacer un plan de
cambio individual, debido a que la percepción de cada persona es única, más bien lo que se quiere dar a
entender, es que al momento de implementar un proceso, nuevas estrategias o
nuevas prácticas, es necesario saber que todos pasarán por una etapa de cambio,
en donde las resistencias serán
diferentes debido a que percibirán la situación de distinta forma.
La información anterior no significa que la persona que implemente
las nuevas prácticas, tenga que ser experto en el tema de cambio o percepción, sin
embargo es necesario conocerlo y en su caso pedir ayuda al departamento de
recursos humanos, ya que de nada servirá que le se invierta tiempo, dinero y esfuerzo al proceso de
benchmarking, si no se saben implementar con el factor humano.
Imagen tomada de blog.myntmarket.com
Referencia
·
Benchmarking, disponible en: http://depa.fquim.unam.mx/amyd/archivero/TRABAJO7_2848.pdf
·
Gallardo, A. & Alonso, I. (2001).
El factor humano en las Organizaciones, más allá de la racionalidad. UAM
Azcapotzalco
·
Intxaurburu, C. & Ochoa, L., (2005). Una revisión teórica de la herramienta de benchmarking.
Revista de Dirección y Administración de Empresas. Número 12, mayo 2005
págs. 73-103. Disponible en: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1250310
·
Spendolini, M. (2005), Benchmarking. México: Norma.
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